La otra pandemia en eterna fase tres. Violencia intrafamiliar

Publicado por Anaid Jiménez del Río en

 Texto: Psic. Jassel Viridiana Reyes

La violencia doméstica no se origina por una causa en específico y menos pensar que el coronavirus es el responsable de dicha situación, sin embargo, sí la potencializa.

Esto se evidencia con un importante aumento en el número de llamadas o mensajes vía redes sociales de diferentes asociaciones que atienden este gran problema. Por mencionar alguno, la directora de la Red Nacional de Refugios, Wendy Figueroa declara al portal Animal Político el pasado mes de marzo que ya en la primera fase de la pandemia habían tenido un incremento del 40% en sus llamadas y alrededor de 250 mensajes por escrito. Todos denunciando algún tipo de violencia (física, sexual, patrimonial, verbal, simbólica) hacia mujeres dentro de su hogar.

Es ridículo pensar que el lugar donde se supone debes estar seguro sea el menos. Los más afectados siguen siendo los menores de edad y los adultos mayores debido a su frágil inferioridad ante sus agresores. Cabe mencionar que con cifras reducidas pero existentes, coexisten hombres que también viven este infierno.

El miedo, la ansiedad, la tensión económica y ahora el confinamiento, son factores que unidos 24/7 pueden ser detonantes para desencadenar eventos violentos hacia uno o varios miembros de la familia.

El denunciar no es tarea fácil ya que el miedo se apodera de quienes viven esta situación y parte del maltrato psicológico que existe impide tomar esta decisión. En muchos de estos casos la violencia es justificada por el agresor y normalizada por la víctima. 

Es importante mencionar que ningún tipo de violencia es normal, nada lo justifica y bajo ningún motivo debe ser aceptada. 

El denunciar no debe ser exclusivo de las víctimas, por que como ya dijimos a ellas son a las que más se les dificulta. Esta responsabilidad también es de todos nosotros, vecinos, amigos, doctores, consejeros, todo aquel que conozca la situación esta en derecho de hacerlo saber. 

Con estas redes de apoyo hacia las victimas y en algunos casos hacia los agresores, podemos contribuir a que esta otra pandemia invisible gradualmente baje las cifras de tragedias tan dolorosas de la vida individual y colectiva

 


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