Miedo ¿cómo es tu relación con él?

Publicado por Anaid Jiménez del Río en

Antes de saber el origen del miedo y cómo interactuamos con él es importante saber que es una emoción, emoción que todas y cada una de las personas que habitamos este planeta hemos sentido. 

 

El miedo nos ha acompañado desde que la humanidad esta presente ya que gracias a este hemos logrado sobrevivir. Pero ¿por qué? Bueno, porque el miedo tiene la función de protegernos, nos pone a salvo, prepara a nuestro cuerpo biológico para huir y evitar aquellas situaciones en las que nuestra vida corre peligro, recordemos que biológicamente el cerebro está hecho para sobrevivir. 

Un estudio realizado en 2017 a cargo de Hoehl, Hellmer, Johansson y Gredebäck  demuestra que la activación del sistema noradrenérgico y la dilatación pupilar (reacciónes biólogicas desatadas por el miedo) en bebés menores de 1 año se dispara cuando se les muestran imágenes de arañas y serpientes a diferencia de cuando se les presentan imágenes de peces y flores. Demostrando que el miedo no solo nos ha acompañado si no evolucionado desde nuestros ancestros hasta hoy en día. 

Saliendo de los aspectos biológicos de esta condición humana, vayamos a los orígenes psicológicos. El primer acercamiento hacia el miedo nos lo enseñan o lo aprendemos de nuestros padres, principales cuidadores o la familia es ahí donde interiorizamos si está “bien” o esta “mal” sentirlo, incluso cuestiones de género se ven inmiscuidas porque ¿no se supone que los varones no sienten miedo y las mujeres sí? entonces frases como “no tengas miedo” aunado a estilos de crianza deficientes nos enseñan a evitarlo sí o sí.

Bien, vamos creciendo con esta creencia y nos empezamos a encontrar con situaciones que nos llevan a sentirlo, sin embargo, no sabemos cómo hacerle cara. Porque al miedo lo dejamos ser nuestro tirano, aquel que te mete duda, desesperación, tristeza y en consecuencia pensamientos manipulables y catastróficos de lo que pudiera pasar. Y la peor parte… es contagioso. 

Pero venga, existe la parte linda y sabes cuál es. Que se puede cambiar, tú lo puedes cambiar. Cada uno afrontamos al miedo y a cada emoción de manera individual, no será el mismo miedo que tienes tú, yo, tus padres o hijos ni tampoco el que sientes hoy al de mañana. 

¿Qué hacer?

Como primer paso debemos reconocer nuestro miedo; no es bueno ni es malo solo es, segundo diferenciar entre lo que nos asusta de lo que es peligroso, ejemplo: me asustan las alturas, pero el estar tras una ventana de vidrios fuertes y malla de seguridad en un 20 piso no es peligroso. Tercero el miedo puede ser un gran aliado en mi vida, me ayuda a tomar decisiones, a ponerme a salvo y cuida mi integridad física, mental y espiritual.  

El miedo nos ayuda a resolver a afrontar y a adaptarnos ¿lo habías pensado así? Si no, te invito a darle una vuelta a la moneda y a tirar las creencias que nos han impedido vivir plenamente. 

Para concluir te invito a reflexionar en cómo ha sido tu relación con el miedo ¿te impulsa, te paraliza, te asusta, te gusta? ¿cómo surgió, es tu aliado o tu tirano?

Texto: Psic Jassel Viridiana Reyes (virirc.1089@gmail.com)

 


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